sábado, 24 de agosto de 2013

No me gustan los serenos

autor fotografía J.F. CastrillejoSi alguien ajeno a la pesca me pidiese que explicara la sensación que siento en un sereno, el símil que le podría ilustrar sería que pensara en el Sorteo de la Lotería de Navidad. Hemos estado todo el año buscándonos la vida, llevando la situación como buenamente se puede, y marcamos en rojo en nuestro calendario la fecha del sorteo y comienzan nuestras ilusiones, comenzamos a gestionar los miles de euros que nos van a llegar. Llega el sorteo y lo importante es tener salud. Nos quedamos con esa sensación de que ha recrecido el cuello de la camisa y lo único que hemos hecho ha sido perder dinero. Eso sí, en alguna ocasión una pedrea o un reintegro, pero nunca vemos colmadas nuestras expectativas
Pues algo así es el sereno. Después de una jornada vareando, colocando esta o aquella mosca por todos los rincones inimaginables, cuanto peores han sido los resultados más esperanzas depositamos en el sereno, y, salvo casos muy puntuales será más de lo mismo.  Y milagros los justos.

 

Guión de un sereno

Intentamos aprovecharnos de las sombras para que los peces no recelen y lo que acabamos haciendo es caer fruto de la desesperación, de un ansia irrefrenable por sacar peces a la par que entablamos una lucha absurda por tratar de frenar el tiempo, de estirar las ultimas luces hasta que no logramos distinguir ni la punta de nuestra caña. Estoy por asegurar que si nos grabasen en video durante un sereno, y si en vez del fondo con un mosaico de sombras fuese ese mismo escenario con las luces del mediodía, no nos reconoceríamos, actuaríamos según el manual del perfecto apaleador de peces, un verdadero genio en el noble arte de dar palos al agua.
Lo primero es situarnos en el presereno. El momento será cuando el sol deje de estar visible, los tonos rojizos adornen el cielo y las sombras principian a cubrir el río, y si ya conocemos el tramo mucho mejor porque ya sabremos dónde suelen cebarse, y tendremos que calcular para llegar al punto exacto a la hora h. Si desconocemos el río, yo suelo optar por una tabla lo más despejada posible de vegetación en las orillas que me permita ver lo mejor posible las cebadas y las oscuridades me incomoden lo menos posible, armarse de paciencia y hacer garita, esperando que surja una ceba para corroborar que no hemos errado en nuestra elección.
Bien ya estamos ante el sereno y empiezan a cebarse… y ahora a rezar que hayamos acertado con la mosca que están comiendo, porque si hemos atado un trico y les da por comer efémeras chiquitinas, cambiar la mosca sin luz, por mucho que portemos un frontal en nuestra cabeza, se vuelve tarea casi imposible, y el anzuelo se transforma en un objeto romo sin ojal, que se niega a ser traspasado por el hilo. Echamos mano el enhebrador que tampoco logra encontrar el ojal y a base de insistir por dónde no es nos lo acabamos cargando. De manera inexplicable, atamos la mosca giramos la vista al agua… y ya no hay cebadas ¿a que nos resulta una situación conocida?
Y otra, que se haya dado todas las combinatorias a tu favor, cebas, moscas y efectivamente nos preparamos para disfrutar de un sereno histórico. Un mal lance y un lío monumental en el bajo, o bien que a la primera trucha que clavamos partimos el bajo. Antes que arreglar el bajo casi prefiero atar la mosca.

 

El orto

Primer sereno del día . La amanecida
Primer inconveniente serio; hay que madrugar y eso para mí no vale. De hecho creo que lo que más me convence de la pesca a mosca es una pesca que perfectamente la podemos desarrollar a partir de las once de la mañana.
Salvo dos o tres madrugones para el salmón, es un plan que no me interesa. De hecho, para mí los caenis son seres mitológicos. Se habla de las cebas a cénidos hacen hervir el río, pero yo no puedo certificar  su existencia. Los practicantes de ese sereno me suelen referir que incluso es mejor que el del ocaso, siendo los citados caenis los verdaderos reyes. Como es un palo que no toco no me voy a parar más dado mi desconocimiento casi absoluto en esta parte del día.
El único punto positivo que observo es que queda todo el día por delante para pescar, al finalizar el sereno no hay que volver a casa como ocurre en el ocaso, podemos seguir con otras opciones de pesca

 

Condiciones teóricas para un buen sereno

Día de calor, sin viento, incremento de la humedad relativa del aire, luna escasa en principio son los factores que deberían asegurarnos el éxito. Sin embargo, me he encontrado con la falta de uno o varios, cuando no todo lo contrario, y sin embargo encontrarme con buenos serenos.
Sin duda, lo que más temo es la presencia del viento, y en particular ese viento que me riza la superficie del agua hace que me encuentre incómodo, y me temo que a los peces le ocurre lo mismo. En este caso busco un pequeño lugar de abrigo como puede ser un talud donde por un lado amaine el viento y por el otro deposite insectos arrastrados por su fuerza hacia esa línea donde cesa el rizo.
Día de calor, deja inactiva las truchas ya que no favorece la eclosión de insectos. Si da lugar a un sereno con buena temperatura va a implicar la bajada en unos cuantos grados la temperatura ambiente a la par de que aumenta la humedad ambiental favoreciendo las condiciones para la eclosión de los insectos
La luna y las tan traídas fases de actividad en los peces. DSC03421Esto es lo mismo que preguntarnos a un gallego por las meigas “non creo nelas pero habelas hainas” Pues lo mismo. No creo mucho en la influencia de la luna en la pesca pero algo de cierto debe haber. Ayer sin ir más lejos, víspera de luna llena, apareció la luna por el horizonte a la hora del sereno y no se nos movió apenas ningún pez y se juntaban los otros tres condicionantes ¿casualidad? Pues no lo sé. Preferir prefiero que ni aparezca por el horizonte
Otro factor mío, personal, que nunca he leído nada al respecto ni en revista ni en foros, los murciélagos. Desde crío me dijo un pescador de los de toda la vida, fallecido hace un cuarto de siglo ya, en una de sus expertas enseñanzas que me legó sentenció que al aparecer los murciélagos en el río que me fuese para casa, que ya no habría nada más que hacer. Y si me resultó ser una constante a lo largo de estos años, que ante un buen sereno, como empiecen a planear estos mamíferos, ¡adiós! Supongo que será porque comen las moscas que salen, pero no acierto a saber qué relación tiene esto con las pintonas (moscas tendría que haber para ambas especies). ¿Será que asustan los murciélagos a las truchas? pero ¿a que se le puede asemejar? Porque hasta donde yo alcanzo, el murciélago no es depredador de las truchas. Y eso cuando no obtienes una hermosa captura alada…
Un último detalle, que no tengamos una romería en nuestro tramo a pescar.
 DSC00768
Últimamente encontrar un sitio en los grandes ríos asturianos donde tentar los reos es como ir a la cola del pan, solo nos queda preguntar quien da la vez. Si una vez situados nos empiezan a llover bolazos de ahogadas y vuelos de líneas harán imposible manejarnos con comodidad en el final de la jornada de pesca

 

Las moscas

Buff! Planteamiento previo. Pretendo coger un pez o coger peces.
Para coger un pez o dos será más que suficiente con atar un trico y lanzar sobre cebadas. Con un buen sereno será difícil no hacer subir a un pez en un determinado momento, sobre todo cuando tenemos peces próximos entre si cebándose puesto que se establecerá competencia entre ellos y nos será más fácil que se interese uno de ellos por nuestra imitación, antes de que lo haga el pez vecino.
Pero ¿y ayer, que se cebaban poco y a unas ignitas pequeñas? Pues como toda eclosión, o aciertas o para casa de vacío. Pero lo de ponerte a cambiar a la luz de los frontales como dije anteriormente es casi perder el sereno cuando demos por finalizada la labor de atar la pequeña mosca. Y luego, como de noche todos los gatos son pardos, nos va a resultar complicado el determinar exactamente el estadio del insecto y lo de los colores ya ni hablamos.

 

Entonces ¿por qué me quedo a los serenos?

Pues creo que hay dos motivos.
Uno es que en nuestro interior siempre albergamos la esperanza de que hoy vaya a ser el día. Y cuando he definido los factores a considerar, siempre obvio los negativos y destaco aquellos que me resulten favorables para acometer el sereno henchido de ilusión. Ya me pondrá las circunstancias y el río en el lugar que me corresponde.
De todos modos, creo que hay un componente de fatalismo, de la imposibilidad de escapar a nuestro destino.. Es como si el guión estuviese ya escrito en la lámina del agua. Si está de salir mal el sereno, ni habrá ceba, soplará viento que me liará el bajo, que hará que me ponga nervioso y comience a dar palos, para salir decepcionado. Otras veces ese destino querrá que haya peces comiendo y nuestra incompetencia a la hora de posar la mosca o de elegirla hará que uno o dos peces y una sensación de salir derrotados nos acompañen a casa.
Pero ¿y ese día que los astros se alían con nosotros? Pues nos deparará recuerdos grabados a fuego en nuestra memoria. En mi caso serenos a los reos espectaculares hace dos años en el Nalón con siete reos, uno hace algún año más en el coto de la Isla que a uSoxe de Laxosa 001n reo grande seguía otro de mayor tamaño. Como curiosidad mi colega Javi y yo moviendo peces a barullo y el otro titular del coto pescando a ahogada no se le movió ninguno en el pozo principal y ¡estábamos situados a menos de 25 mt!. Sólo cabe la explicación de que estaba escrito…
Y así recuerdo algún otro más. Y hay un rincón para mí especial. En el coto sin muerte de Láncara, en el Neira la tabla de Carracedo. No sé la razón, pero se muevan mucho o poco esta tabla me hace sentirme con una sensación de paz y sosiego y suelo disfrutar algo de este mágico momento, quizás sea el único lugar que me aporta tal sensación.
Pero haciendo suma y resta de pros y contras el resultado de este razonamiento, mientras espero que ceben al sereno, es que ¡No me gustan los serenos!






















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