No he estado muy activo escribiendo este último mes. Entre el ajetreo de la vida diaria, en la que me he visto sumido en multitud de recados, citas e historias cotidianas que no me han dejado mucho margen de maniobra para cultivar el blog, y el poco tiempo que he tenido pues no he tenido más remedio que emplearlo en montar moscas, porque, como decía con sorna un amigo que se ufanaba de ser tan franco, que en vez de cebo les ponía en el extremo de la línea un cartelito que rezaba “que pique la que quiera que yo no quiero engañar a ninguna” (o al menos eso decía él). La vida no deja de ser una sucesión de pequeños acontecimientos, y en mi vida de mosquero, el jueves pasado se me presentó de repente una de esas anécdotas que nunca antes me había acontecido y que consiguió que al acostarme a la una de la mañana los ojos me hicieran chiribitas.
El caso es que hicimos un buen pedido de anzuelos, en concreto fueron cuatro mil doscientos anzuelos entre tres amigos. Solemos juntarnos cuando necesitamos anzuelos, bolas de tungsteno o tenemos un pedido de bastante material. Intentamos aprovechar descuentos y repartirnos gastos de envío, o aprovecharnos de un envío conjunto para que nos salgan gratis los referidos gastos debido al volumen de la compra. Así nos ahorramos unos buenos euros. Los anzuelos que habíamos elegido eran los Maruto D04, a nuestro entender, buenos y baratos, y los compramos a finales de enero. Una faena de la empresa de transporte urgente aquí en España, que, ni se molestaron en intentar la entrega del paquete, ni se dignaron en llamar a pesar de que en el paquete venía especificado el teléfono, una vergüenza, y en este punto rompo una lanza por la profesionalidad del servicio de Correos, los carteros de toda la vida; con ellos al menos hubiesen intentado la entrega, pero volvamos a lo nuestro, el paquete vino a destino, se devolvió y fue preciso que el vendedor volviese a enviármelo, con lo cual, entre dimes y diretes, un mes de retraso casi. Y al abrir el paquete, me llevo la sorpresa de que en vez de venir en bolsas de cien anzuelos venían cuatro bolsas con los catorce todos juntos, ídem 16, 18 y 20.
Así que me vi abocado a contar un montón de anzuelos y de verdad que me he hinchado a contar. En bastantes ocasiones se me vino a la imaginación el personaje del Conde Drako de Barrio Sésamo, aquél que soltaba sonoras carcajadas al acabar de contar objetos, ¡¡¡claro, hasta diez cuenta cualquiera!!!. Pues risa no, pero otras sensaciones y no placenteras sí que tuve, entre ellas la de mandar todo al carajo, y tratar de ajustar el pedido al peso, o al estilo “vaiche boa”.
Como mi amigo Code estaba “pelao” de anzuelos del 16, y que tampoco me gusta tener “producto” de mis amigos, pues soy bastante despistado, y no vaya a ser que me enredara en otros asuntos y les hiciera la misma faena que la empresa de transporte referida, me puse el jueves por la tarde, nada más recibir el paquete manos a la obra, haciendo grupitos de cinco en cinco anzuelos y contando y empaquetando “pedido” para cada "cliente", doscientos, doscientos, cuatrocientos, cuatrocientos, cuatrocientos, trescientos, doscientos y cien, dos mil doscientos anzuelos contados de cinco en cinco, y envueltos en bolsas que sobraron del cotillón de fin de año, donde se preparan las uvas de la suerte… y ese mismo jueves de madrugada acabé el reparto…
Lo dicho, un trabajo de chinos, pero una anécdota para contar a los colegas echando unas risas ante una cerveza. Ahora, que por si me vuelve a ocurrir, ya me he comprado una fantástica báscula digital de precisión por seis euros con la cuál pesaré diez anzuelos y mediante una simple regla de tres... ¡mandar a la porra al Conde Drako!
Ya te dije que lo hicieras al peso. Con una simple báscula de baño todo solucionado ja ja ja
ResponderEliminarme he encontrado en China una bascula de "precisión" por cinco euros veinte. La he pillado para ver el peso de las ninfas y para preparar una entrada sobre anzuelos. Así que para el año que viene yo no cuento...
ResponderEliminarjaja, yo creo que me fio más de tu conteo que de esa báscula, pero bueno ciertamente se trata de un trabajo ingente, yo cuando hice el reparto con mi hermano eran muchas menos unidades y encima pedí ayuda a la parienta que andaba de buen humor.
ResponderEliminarsaludos
Félix
Hola, serías tan amable de indicarme donde adquirir estos anzuelos. Llevo un tiempo comprándolos y actualmente en el distribuidor que los cogía no tienen del 16, además de que no saben cuando los van a volver a recibir.
ResponderEliminarnosotros los hemos adquirido en http://www.troutline.ro/.
ResponderEliminarHe de decirte que, como habitualmente no tiene stock, le mandamos un mail indicando la cantidad que precisabamos de cada tipo de anzuelo.
En cuanto dispuso de stock nos envió un mail para comunicarnoslo, confirmamos pedido y nos mandó la carta para pagar via Paypal.
Luego vino Seur para liarlo, pero el trato recibido por Lucien fue inmejorable.
Pues al mismo Lucien le compro yo mis anzuelos Maruto, lo que pasa es que llevo más de un mes esperando a que repongan y me dijo que no sabe cuando tendría las medidas que necesito disponibles. Toca seguir esperando entonces... Por cierto, viendo tus entradas veo que recorremos las mismas zonas de pesca, seguramente coincidamos alguna vez por los ríos.
Eliminarhombre, siempre y cuando coincidamos en el rato que suelo ir. La ultima de pesca empece a pescar un coto a las seis de la tarde y a las siete y media comienza la tormenta... y así el resto. ¡hace que no hago una jornada intensiva de pesca!
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