lunes, 12 de noviembre de 2012

Homenaje a un río: el Chamoso


DSC03034Alguien al leer el encabezado podrá ser presa de la curiosidad, y quien sabe, de una secreta inquietud por si le va a ser revelado un nuevo “paraíso truchero” con muchas y grandes piezas esperando por nuestras moscas. Pues no es esa ni mi intención, y tampoco, por desgracia, la actual realidad de este pequeño río. Es simple y llanamente el mejor homenaje que se me ocurre para que el río de mi pueblo, “mi Chamoso”, tenga su pequeño minuto de gloria, y al menos, cuando alguien lea este pequeño recuerdo a él, pueda codearse con un Órbigo, un Carrión o cualquier otro y que figure el subconsciente de cualquier pescador de truchas, y cuando las aguas de todos estos ríos se fundan en el Atlántico, el pequeño Chamoso pueda decir que de él también se habló una vez...
Es pues, simplemente una manera de expresar mi gratitud a ese humilde río al que tampoco le cupo el placer de darme mi primera trucha, dado que ese honor le corresponde al Neira en el ya lejano 1973, pero sí vio mi primera caída en un río, mis primeros pasos a lombriz, a saltón, grillo, cucharilla... subir a los árboles en busca de aparejos de “plumas” que algún otro pescador había mandado erróneamente a una rama, porque para un niño de 10 años una boya y dos moscas eran un tesoro demasiado caro si se tenía que comprar; de infinidad de días llegar a casa con la cesta vacía y las katiuscas de media caña empapadas porque el agua me había llegado dos cuartas mas arriba de lo que estas botas cubrían; Vio también el Chamoso el estreno de mi Sagarra y luego el flamante Mitchell 410, por sacar adelante sexto de E.G.B.; del paso de las katiuscas a las Gaviota altas que me permitían llegar a casa con los pies secos y subir de status -unas Gaviotas indicaban que eras ya pescador, no “aficionado ocasional”- ,el paso de la caña de escoba a la fibra de vidrio, y posteriormente el carbono y luego hace diez años una caña comprada en Madrid fue capaz de hacer subir una trucha, y luego capturar dos más, para quedar definitivamente prendado de la pesca a mosca.
Ahora mi viejo amigo no goza de buena salud. Contaminación, poca agua y por si todo esto fuese poco la plaga de Phytophthora alni  que nos está secando y tirando casi todos nuestros abineiros  (http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2010/04/19/0003_8427891.htm) Por eso creo que ha llegado el momento de darle las gracias con este artículoDSC02890

Breve descripción

Apelando a mi condición de ribereño, y a fuerza de contradecir a los mapas sostengo que el Río Chamoso aparece como tal cuando se produce la junta de los ríos Outeiro y Romeán,DSC03029 o como siempre he oído del Río Pequeño y del de Aday,  a la altura de Ponte de Galiñeiros, en el pueblo de Arxemil, en el municipio de O Corgo, a unos 12 Km de Lugo Capital bajo un bonito puente de origen medieval, quizás romano según los antiguos del lugar ya que es por donde pasa la vía romana,XIX, Astorga-Lucus y pésimamente cuidado como veréis en las fotos más abajo.  De dicha junta se puede decir que surge el Chamoso. Luego de serpentear y dejarse ir en meandros una vez que llega al límite entre los municipios de O Corgo y Lugo recibe el aporte de su principal afluente, el Carballido, y a partir de aquí hará de frontera entre ambos municipios hasta que entrega directamente sus aguas al Padre Miño.
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Desde su origen a su desembocadura salva un desnivel de menos de 100 mts, que añadido a las numerosas presas de molinos abandonados que lo jalonan hacen de él un cauce lento, un viejo perezoso sin prisas por llegar a su desembocadura, que sólo se nos mueven sus aguas a la caída de las referidas presas y alguna pequeña corriente. Curiosamente es cerca de su desembocadura donde más se encañona, al contrario que su parte superior llena de meandros.
Tampoco es ancho, unos 8-10 metros aproximadamente, aunque con zonas todavía más estrechas, prácticamente todo el cubierto por árboles en la orilla que crean un túnel en todo su recorrido y poniendo ramas y maleza donde enganchar cómodamente nuestras moscas. Todo él forma un vaso donde el río se encuentra a casi un metro por debajo de donde ponemos nuestro pie en la orilla, y su profundidad media es de un metro, aunque hay zonas afectadas por las presas donde no podemos vadear, existiendo pozos con cinco e incluso alguno de mayor profundidad,
Claro que últimamente el abandono de actividades agrícolas hace que muchas de sus zonas sea casi obligado ir con machete.

Sus inquilinos

No posee una población truchera excepcional ni en cantidad ni en tamaño. Sí tiene truchas y autóctonas, que en los tiempos que corren ya es mucho decir. Que yo sepa nunca ha sido repoblado, siendo sus farios oscuras y con pintas negras, grandes y oceladas. El tamaño medio podríamos decir que es 20 cm, aunque todos los años sorprende con alguna trucha de kilos. Al ser totalmente libre, así como su cercanía a Lugo ha hecho de él un río popular, contando en alguna ocasión hasta una docena de coches aparcados en un puente. Unamos la escasa vigilancia (hace al menos siete años que no me piden la licencia en él) y la contaminación por nitratos, la colmatación de sus zonas de freza y las buenas sobas que se lleva en verano con el saltamontes, y aún sigue teniendo truchas... ¿se merece el homenaje o no?
Hace años  nos podíamos encontrar una buena población de bogas, que han ido desapareciendo sin acertar a saber cuál ha sido la razón de la citada regresión poblacional; alguna hay pero su densidad ha caído en picado, tanto que hoy en día es mas fácil capturar una trucha que una boga. También tuvo (y espero que siga teniendo) anguila. En los molinos cuando las crecidas invernales, en sus arcas se llenaban sacos de estos peces. Hoy siguiendo la tendencia de la especie, los grandes pantanos del Miño supongo que habrán mermado sensiblemente el número de ejemplares. Además ya no quedan ningún molinero que puedan atestiguar capturas, y capturar una anguila a mosca se me antoja verdaderamente difícil...

Tres propuestas de pesca.

Las dos primeras para situaros saldremos de Lugo por la antigua N-VI dirección Madrid. A 10 Km pasamos el pueblo de Laxosa y al salir del pueblo y coronar una cuesta (km 489,5) nos encontramos a mano izquierda una pista asfaltada con un indicador que indica Ponte de Galiñeiros. Un kilómetro de bajada y nos encontramos con un puente sobre nuestro protagonista. Se trata de Ponte da Pinguela.
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Tenemos al lado la Autovía A-6 seguimos la vía de servicio dirección Madrid durante unos quinientos metros, y antes de pasar dos badenes muy pronunciados dejamos el coche a la sombra de unos robles ( 42.960843, -7.448335‎), cruzamos un pinar de pinos jovencitos y llegamos a una de las mejores zonas, llamada Os Cantos, nos encontramos en un meandro del río con abundante vegetación, que luego, si seguimos subiendo nos encontramos una zona de corrientes flanqueadas por dos profundos pozos en su principio y final. Al seguir nuestro ascenso por el río tenemos unas tabladas con una profundidad aproximada al metro, no siempre muy agradables de vadear pues el fondo nos encontraremos mas limos que gravas y en muchos puntos con el agua amenazando con refrescar nuestras partes intimas, Llegando a una playa fluvial daremos por finalizada nuestra jornada de pesca, utilizando la vía de servicio de la referida A-6 para regresar al coche.



En la segunda propuesta dejamos el coche aparcado en el referido ponte da Pinguela (42.962928, -7.453291) y cogemos andando la vía de servicio esta vez dirigiéndonos río abajo hasta que veamos el siguiente puente, a Ponte de Quintela, un antiguo puente que cuando las piedras originales  del pretil cayeron al río fue restaurado con un gusto dudosísimo, sustituyendo cantería que ahora está en el río por bloque de hormigón. DSC02893
Comenzaremos debajo mismo del puente y luego de unas aguas lentas tendremos una ligera corriente, con mucha vegetación tanto en el cauce como en la ribera, que nos pondrán en mucha dificultad a la hora de ejecutar lances, Ligeras corrientes y pequeños pozos jalonan los primeros 500 metros de recorrido hasta la parte central, en la que dos pozos importantes en la zona llamada Moledo, que para orientarnos está justamente a la altura de un área de servicio en la autovía A-án paso a otra  sucesión de pequeñas corrientes bastante productiva A continuación un tablón parado de escaso interés y difícilmente vadeable en su mayor parte y otras corrientes ya cerca del coche nos permitirán finalizar nuestra pesca.
Mi tercera propuesta es para los amantes de aguas más movidas y para los que le guste pescar a ninfa, también los mas aventureros y que no les importe avanzar con dificultad arriesgándose a un baño o un desgarrón del vadeador, ya que en este tramo no hay camino por la orilla y algún matorral importante.
Salimos de Lugo por la  N-VI dirección Madrid y al llegar a Nadela, Cogemos la C-546 dirección Sarria-Monforte. A dos kilómetros, en el pueblo de Santa Comba encontramos un indicador que pone Mazo de Santa Comba, Seguimos esta pista, y después de una pronunciada bajada llegamos a un puente, Ponte da Caxigueira, donde dejaremos el coche (42.956911, -7.485611). A partir de aquí volvemos hacia atrás andando, y prepararos para sudar al subir una empinada cuesta... ¡¡¡uff!!! ¡como tira la...!. Al llegar a la altura donde un indicador nos indica una pista que se dirige hacia el citado mazo nos dirigimos hacia esta antigua herrería comenzando a pescar unos cien metros mas abajo, con unas corrientes diseñadas para pescar con un tricóptero hasta llegar al puente, continuamos y esquivamos por la parte izquierda del río sentido contrario a la corriente uno de los pozos mas profundos del río, caminamos por la orilla unos cien metros aguas arriba  hasta que veamos que se empiezan a mover las aguas, que ya no pararán en mayor o menor medida hasta llegar al coche. Curiosamente en este tramo funcionan con una efectividad tremenda sobre cualquier otra los tricópteros de pelo de ciervo, y cuanto mayor plumero sea pues mejor, con miles de recovecos, piedras y pequeñas corrientes. unas ninfas bien manejadas también nos serán productivas, claro que los enganches serán casi continuas debido al fondo tan irregular de este tramo.
Al llegar al coche, si aun tenemos fuerza podemos subir unos metros más para aprovechar la caída de dos pequeñas presas, casi consecutivas para apurar nuestra jornada antes de marcharnos.
Si alguien decide acercarse a pescarlo un rato, entre lance y lance, cuéntale que le has conocido en una página de Internet. Ya le he dicho que le iba a escribir unas letras. Cuando nos veamos, seguramente con su parsimonia, tal y como es él, me dirá orgulloso que alguien le ha visitado porque algo había leído de él... como el Órbigo o el Carrión mismamente.
Y sobre todo, acordaros de que para ser un río truchero tiene que tener truchas, y le quedan pocas, muchísimas menos de las que la gente cuenta. Ayudémosle devolviendo a sus aguas las piezas que aún le quedan. Seguro que un río tan generoso de alguna manera sabrá agradecérnoslo.

2 comentarios:

  1. Buen reportaje, y lo curioso es que tengo la sensación que Galicia tiene mil rios por descubrir, porque ríos como el Chamoso hay bastantes. Siempre un nuevo río sorprende y aquí quedan muchos por visitar. Un buen homenaje a los orígenes, a esos que cada cierto tiempo hay que mirar para saber donde estamos.
    Sigue así.

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  2. Félix, viniendo este comentario de tu parte, me da bastante ánimo a seguir con estos delirios. Espero ahora que voy a tener una entrada a boxes lanzar alguna que otra cosilla que está en la recámara

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