viernes, 23 de noviembre de 2012

Esperando a que no vuelen… muy rápido

Me he permitido cierto juego de palabras con el título del blog para una incursión en otra de mis aficiones: la caza

A mi pesar, y en tono jocoso, tiendo a calificarme como un aceptable pescador “e un pegatiros do carallo”, es decir, que soy un consumado experto en el arte de la caza sin muerte… Bien, pues definición hecha, quisiera reconocer públicamente mi agradecimiento y dar las gracias de todo corazón por sentirme tratado como un marqués cada vez que por allí me llego  y como muestra de cariño, afecto y amistad hacia Carlos, Silvia y Julia, mis amigos de Veiga do Seixo,DSC01067 [640x480] un precioso pueblo encuadrado en el Concello ourensano de Riós (para saber más aquí dejo el enlace en wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Veiga_Do_Seixo).

DSC03049Carlos es un fenómeno,no cabe otra explicación. Compañero de pesca cuando residía en Lugo, lo imposible y las situaciones más surrealistas sin duda era él el protagonista. Pero con una cualidad innata, abrir los ojos y saber qué pasa en cada momento, sea en la caza o en la pesca.

Hace un año, como es criador de Epagneul Bretón (Veiga de Alecrín), le dije que si le sobraba un perro que me lo guardara, y así fue como Bruma vino parar a casa. Pues bien, ayer Bruma volvía a sus raíces.

Me puse en marcha a las siete de la mañana, camino de A Gudiña, con una helada “consistente”, y, por tramos aderezado con una niebla espesa, como el paso por Quiroga, A Rúa y Viana do Bolo. A Bruma el viaje ya se le hacía largo y no encontraba postura cómoda en el asiento trasero del coche… 170 Km y dos horas y veinte minutos llegamos. Un café y para el monte donde vimos trabajar los perros y disfrutamos con el vuelo de dos bandos de perdices… ¡¡¡y de las de verdad, de las que van con prisa!!!.

El cazadero es montaña y más montaña, donde lo más abundante es el monte bajo, término este bastante discutible, ya que al volar el primer bando se nos metieron en la leña y fue imposible volver a dar con ellas a pesar de que los perros se comportaron, montearon bien, pero nos fue imposible, salieron ellas ganando.

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A Bruma al principio le costó “entablar confianza” con los perros de Carlos pero al final hizo su trabajo, se me desenvolvió bien en el monte, trabajó aunque le faltó la recompensa de dar con el bando. Pero una perra de algo menos de un año que trabaje, que obedezca y que no se me pierda ya lo es todo.

 

 

Seguimos hasta las dos, buscando otras zonas hasta que llegamos a casa a comer, donde he disfrutado de una excelente comida, y más que por la comida en sí,  por la compañía, lo pasé estupendamente. 

Por la tarde cambio de perros por parte de Carlos y batimos una zona donde solamente dimos con unos buenos boletos. Dieron las seis y hubo que volver que quedaba el camino de vuelta. Bruma venía fundida. Aquí si se estiró en el asiento, se puso cómoda y vino adormilada todo el camino.

Lo que viene

Antes de emprender el camino al monte en jornada vespertina, Carlos me ha enseñado los “nuevos”, los que dentro de nada pedirán paso

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¡vaya rato tan divertido me he pasado con los cachorrillos! Si hasta parecía imbuido del espíritu de Disney. Que un cachorro te regale una mirada, es la leche, pero encima estos seis pequeños elementos con ganas de jugar… pues qué queréis que os diga, creo que esta imagen que le he robado a Carlos lo ilustra todo. Entre lo cansado que estaba de subir y bajar monte, y lo que estaba disfrutando con los perrillos, me hubiese quedado allí un par de horas al menos.

Son preciosos, juguetones a más no poder y listos como ellos solos. Había un cachorrillo, quizás el más pequeño, pero vivaracho como un ratoncillo, que sin saber como me robó todos mis mimos. Si tuviese que elegir uno de esa camada para llevármelo no lo dudaría ni un momento. Tenía cara de pillabáncete…

 

 

 

De muestra unos botones

Os dejo unas cuantas fotos para que podáis daros una ligera idea de la belleza del lugar realizadas por un mal fotógrafo (yo en persona) y una cámara corrientucha, que además está pidiendo a gritos la jubilación. He de deciros que hay algunas fotos hechas en el vecino y casi colindante Parque Natural de Matosinhos, ya en Portugal.

Solamente animaros a que visitéis esta zona, bastante desconocida y con una belleza en otoño simplemente impresionante, un pequeño tesoro por descubrir

 

1 comentario:

  1. Carlos, Silvia me alegro de veros por estos lares, que os vaya bien por esos paisajes, que efectivamente como dice XM son magníficos

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