domingo, 29 de septiembre de 2013

¿Brotes verdes?

Esta entrada del blog la he escrito con una configuración diferente. Lo novedoso es que en realidad una parte es escrita antes de y otra después de. Y ahora mismo no sé cuál será el final de la entrada
Si tuviese que resumir mi carrera de pescador, diría que soy del Chamoso por nacimiento, del Neira, que me dio mi primera trucha por bautismo, pero el río que motivaba suspiros entre grupo de pescadores que frecuentábamos el recordado Bar Avenida era conseguir un coto para el Navia, y si ya era para el coto Especial (el actual coto de Navia) era el culmen. Era sin duda alguna la chica guapa del baile.
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Estéticamente, el río es precioso. Engarzado en el fondo de un profundo valle, flanqueado a ambos lados de un bosque de ribera exuberante, casi impenetrable y bastante descuidado, reflejo del envejecimiento y despoblación de la montaña lucense, y con pocos prados y tierras de labor dado lo abrupto del terreno. A partir de la unión con el río Cancelada se vuelve un río grande, poderoso, que apenas en algún punto se toma un respiro y que henchido es imponente. Es una autentica gozada la sucesión de pozos, rabiones y tablas, mil y una posturas donde la truchas nos esperan, mirar rio arriba y ver, sentir y oír la soledad, rota solamente por el canturrear del agua en los rabiones, un marco que te empequeñece y te diluye, hace que te fundas en el entorno. Territorio de grijos y pedreros más que de limos lo que indica que es un río con una velocidad de corriente apreciable, como si tuviese prisa por internarse en Asturias.
La abundancia de pintonas en su curso era proverbial y las pescatas que en ellas conocí ruborizarían hoy a cualquiera. Yo he visto como un pescador en una jornada capturó 207 piezas contadas una a una (los cupos estaban solamente para rellenar el papel). Cualquier pescador sin mucha idea de pescar a pluma, léase ahogada, sacaba truchas sí o si. La imagen de una tarde de abril, lloviznando, saliendo mosca a dolor y las truchas cebándose alegremente jamás podré olvidarlas. En verano asomando por encima de cualquier pocete era raro no ver al menos media docena de truchas en actitud de caza. ¡Si me encontrara hoy en ese escenario con lo poco que sé, la pescata sería memorable!
A finales de los noventa empezó un declive alarmante, coincidiendo con las obras de la autovía del Noroeste, que, al vecino Valcárcel se le destrozó más y conservó una estupenda población tanto en calidad como en cantidad, al Navia parecía como si las piedras comiesen truchas, cada día menos, hasta que no compensa el viaje. ¿hipótesis? mil y una y sabe dios cual es la causa, supongo que será un compendio de todas, porque mortandades no tengo noticias. Mis ultimas visitas se saldaron con muy, muy pocas truchas, y a la par que menguaron las truchas desaparecieron los pescadores, incluso el citado grupo de pescadores del Avenida, los que todavía pescan ni se acercan a sus riberas.
Bien, me llegaron rumores de que se pescaba bien en verano, vía foros y algún blog y me animo a comprobarlo por mi mismo. También mi compañero Félix ha pescado alguna que otra vez esta temporada sin muerte (desde agosto) el coto de Cervantes y con unos resultados, que si bien no son para ir corriendo, sí te mantenían entretenido disfrutando de una pesca a seca. ¿y si mi querido Navia cayó en el olvido colectivo y se ha recuperado y está dispuesto a recibirme con sus mejores galas?Embauco a Félix y decidimos acercarnos al coto de Navia este sábado

Desarrollo de la jornada

Nueve y media y nos ponemos en camino. Autovía hasta Neira de Rei, cruzamos el Río Neira y ascendemos al Alto do Restelo donde giramos a la derecha y empezamos a divisar el valle del Navia con el telón de fondo de los Ancares.  El río busca camuflarse en medio de las montañas, aunque es delatado por las brumas adheridas a su cauce. La vista que desde este alto se contempla justifica ya por si misma los kilómetros que nos conducirán hasta el río. Bajamos a Navia de Suarna y nos compramos en la Panadería Amparo, junto a la plaza, una empanada de atún con chorizo, tocino, pimiento rojo y cebolla deliciosa, que sacia el hambre solo con la mera descripción de sus ingredientes.
Continuamos el camino dirección Envernallas por la Lu 722 que discurre paralela al río, hasta cruzar el río de Rao donde comenzamos en el primer rabión por debajo de esta junta. Félix comienza a seca y yo a ninfa y consigo  capturar ¡dos bogas!. ¿donde antes había truchas ahora salen bogas? No me gusta como pinta.
Mientras Félix pesca el descuelgue y la costera de la tabla me voy a la junta de los ríos y a cada lance que realizo avanzan los negros presagios. Pescando a conciencia esta postura de libro y después de tres bogas más por fin logro una trucha, buena, de veinticinco largos en uno de las caídas del Rao al Navia. Escaso balance para esta postura. Seguimos río arriba y al llegar a una pasarela ya nos dimos cuenta de que no, no iba ser el día que me devuelva la fe en el Navia, otra postura que tendría que dar peces y apenas dos se insinúan pero no llegan ni a clavarse. Malo, maloDSC03497
Una tabla larga se nos presenta. Observamos en silencio, esperando cualquier signo de actividad ya que empiezan a tener los pájaros una actividad frenética capturando moscas, pero nada, las deseadas cebas no asoman.
DSC03503En una costera llevo a la mano otra trucha pequeña, y Félix detrás de una piedra logra otra trucha de veinte y algún centímetros. Nos damos la vuelta hasta el coche a dar cuenta de la empanada y unos chorizos también de la zona.
Es curioso observar que pudimos haber comido tranquilamente en medio de la carretera, durante la pitanza no pasó ni un solo vehículo y sin embargo mi cobertura tanto de móvil como 3G estaba a tope, mejor que en alguna zona de Lugo Capital…
Nos cambiamos a los rabiones existentes por debajo de la junta del río Mosa y unos cuantos toques pero sin capturas de nuevo, en posturas excelentes, y nada de nada.
Avanzamos un poco mas arriba, cambio a seca para tres subidas más sin captura. Como atisbamos una trocha hasta la carretera damos por concluida la jornada.

 

 

 

¿brotes verdes?

A mi entender, si dos pescadores medios en cinco horas de pesca más o menos capturan unas cinco truchas, y pocas picadas más obtenidas, creo que ni brote ni nada que se le parezca. Sinceramente yo, después de lo visto hoy,  no le recomendaría el coto a nadie salvo que quiera disfrutar del entorno y no le importe no pescar.
DSC03500No hemos movido apenas peces, ni los hemos espantado, ni se veían huir al vadear. Tampoco he visto por ningún lado jaramugos. Y si no hay peces no sé que freza puede haber para colonizar de nuevos los tramos, los peces no nacen de los regodones de las orillas.
La excusa del cambio de tiempo, el fin del verano y la primera borrasca no son aplicables, ya que esta semana dos cotos del Neira (Pobra y Láncara) sí me he divertido y he tenido capturas.
Lo siento porque me escuece lo más hondo de mi memoria piscatoria, lo que vi y lo que viví en este cauce; lo que fue el Navia, el río deseado, y lo que ahora mismo es, un entorno idílico para la pesca pero sin pesca. Seguiré acudiendo como aquel que visita una vez al año la tumba de su ancestro, de alguien querido y cercano, pero con la lejanía que inexorablemente va envolviendo a todo aquello que carece de vida y que poco a poco nos distanciamos. Nada me alegraría más que ver al Navia con truchas,  ¡y que satisfacción si todo lo que he escrito en esta entrada estuviese equivocado! pero, a día de hoy, mi opinión por lo vivido en esta jornada, es que no veo asomo de brote alguno.

2 comentarios:

  1. Bonita entrada que remato con un Amén.

    Félix

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  2. Es que es triste que después de pescar ese pedazo de río lo que mejor sabor de boca nos ha dejado ha sido la Red Tab de Estrella Galicia y la empanada. Conclusión entorno para ir de turismo y no de pesca. ¡¡es que no he tenido un lance para el recuerdo!!

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